lunes, 29 de agosto de 2011

Tenemos un positivo




5:00 del viernes 25 de agosto. Después de 2 semanas de retraso, Edu decidió comprar el día anterior un predictor para salir de dudas. Teníamos motivos para pensar que esta tardanza significaba un embarazo. Y así fue.

Lo que menos me esperaba, es que me salieran las dos rayas así que mi estado fue de shock. No sabría describir con exactitud que fue lo que sentí en aquel momento. Quizás una mezcla de sentimientos contradictorios. Pues por una parte te ha llegado con antelación un momento de sorpresa e ilusión que querías vivir dentro de unos meses pero que te va a impedir realizar algo que siempre has querido hacer, un sueño que debías cumplir.

Efectivamente, nuestra intención era empezar a buscar el próximo año después de hacer el tan ansiado viaje a Nueva York, después de disfrutar de esta temporada de snow, de comprar las cortinas del comedor y la mesa de centro, después de arreglar los papeles del piso, después después después, al final ha habido un antes a todo eso, que ya tiene 6 semanas y 3 días. Le daré la razón a más de uno que pensará que no es para tanto pues aunque un niño absorba a sus padres durante por lo menos un par de años eso no les impedirá volver a retomar sus sueños.

Esa noche no pude dormir hasta que me levanté a las 7 para ir a trabajar. Empecé a pensar en todo lo que se venía encima y cuando llegó Edu por la tarde parecía que la cosa no era tan mala como me parecía. Nunca es buen momento para traer un niño al mundo y menos en tiempos de crisis pero tampoco estamos tan mal y con esfuerzo y organización se puede salir hacia delante.

Se que he encontrado a la persona adecuada, al hombre de mi vida, al padre de mis hijos, y en ese aspecto no tengo dudas. Quizás tengo los mismos temores de alguien que descubre que está embarazada, solo que la ilusión me ha ido floreciendo despacio, pues no era algo que estábamos buscando en este momento.

Como digo, no se porque extraña razón, en estos escasos 3 días, he ido asimilando esta nueva etapa que ya ha empezado. Realmente tengo ilusión, aunque por otra parte esté algo acojonada por el tema de los médicos y las pruebas. Siempre dije que quería ser madre joven y cuando hace 3 años rompí con mi pareja y volví a casa de mis padres esa idea se esfumó. Parece que he tenido suerte y he podido retomar esa idea que comparto con mi pareja. Si al final esto resulta ser verdad, yo tendré 29 y el 31.

Todavía no nos lo creemos mucho, aunque dicen que no hay falsos positivos así que de momento es un secreto a 3 bandas, entre Edu, yo y Kratos, con el que hacemos burlas a nuestros allegados, ya veremos cuanto tardamos en soltar el notición y verles las caras de sorpresa.

domingo, 12 de junio de 2011

La muerte



Es curioso lo que la inocencia o la ignorancia pueden llegar a conseguir. Hasta hace pocos años, nunca pensé lo que se dice seriamente en la muerte.  Parte de culpa debe tener el hecho de que pierdas a un ser querido. En mi caso, esa situación, hasta la fecha, no ha ocurrido (y tocaré madera por ello).

Que hay un final para todos, es algo de lo que somos conscientes, sabemos que está ahi, hasta cierto punto y cada uno tendrá su punto de vista, positivo o negativo. De un tiempo a esta parte he notado un cambio respecto a mi visión sobre este tema. Adquirido por una parte a la edad, que por madurez, hace que te plantees ciertas cosas de otra manera y por otra, las experiencias vividas con personas muy allegadas a mi (para mi, lo que más me ha marcado). Con los de casa jamás pisé un tanatorio o cementerio, ni acudí a ningún funeral, quizás porque mi madre trataba de alejarme de estas situaciones. Sin embargo cuando empecé a ver como mis amigos pasaban por ese mal trago, todo cambió.

El conjunto de la dureza de esos momentos en los que se dice adiós para siempre a alguien que ha compartido tantas cosas contigo, precedidos por horas interminables y angustiosas en hospitales, me impactó. Despertaron en mi una sensación amarga. Me abrieron los ojos. Marcó el antes y el después en el concepto que yo tenía de la muerte.

A medida que, por desgracia, estas situaciones se iban sucediendo (la verdad es que hubieron unos años en los que la mala suerte se cebó en varias familias) sin darme cuenta, estaba aprendiendo una lección de valores. Me di cuenta de que todas las personas que yo quería, perfectamente podían desaparecer de un día para otro, incluso yo, quizás ya mañana dejara de pisar tierra firme. Supe realmente que aunque no hubiera pasado por algo así, no estaba exenta de pasar por ello. Y lo más duro, que algún día (espero que muy lejano) llegaría con total seguridad.

Así que desde que fuí consciente de ello, intento estar bien con los míos, valorar lo que recibo de ellos y darles todo el cariño que puedo de una manera u otra. Suelen venirme pensamientos a cerca de como sería todo si... alguien que yo quiero dejara este mundo de un día para otro, o cayera enfermo sin remedio. Inevitablemente comienzan a saltárseme las lágrimas e intento hacer desaparecer esa imagen tan fea que tengo en mente. Se va, pero luego me pregunto si podría superar una pérdida así, para siempre.

A lo que me contesto que NO. Sinceramente, no hay consuelo. Perder a tus padres, hermanos, personas tan arraigadas a ti, eso te marca de por vida. Está claro que tienes que seguir adelante pero esa maldita frase de que el tiempo pone todo en su sitio, es una farsa, porque jamás nadie volverá a llenar ese agujero que te queda en el corazón.

domingo, 22 de mayo de 2011

El Sicario de Dios



Basada en el cómic de Hyung Min-Woo, Scott Stewart nos presenta su segundo largometraje, después de Legión (que por cierto, no he visto aunque no he oído buenas críticas).

La historia de este trhiller apocalíptico fusionado con el western del güeno, transcurre entre una ciudad oscura, poblada por una sociedad distópica y extremadamente católica (ya me diréis cuando veáis a la gente entrar a los confesionarios como si estuvieran en la carnicería) que vive engañada por el olvido y las mentiras de la Iglesia. Con una guerra abierta entre sacerdotes guerreros y vampiros alienígenas, que nos presentan al comienzo en modo cómic total.

En el transcurso de la película Stewart nos hace recordar otros films, como Fast&Furious, Alien (éstas dos con gran descaro), Blade o Matrix. Algo que en el tema de los vampiros, no me ha acabado de gustar, porque de toda la vida de Dios, han sido hombres con colmillos que no podían ver la luz del sol, no seres viscosos sin ojos y con colmillos.

En cuanto a personajes se refiere, me sorprendió el cameo de Stephen Moyer, lástima que no para ejercer como vampiro (aunque yo esperaba que en cualquier momento le salieran los colmillos :P es lo que tiene ser una Truebloodista...) ni tan siquiera como protagonista, algo que me hubiera encantado jeje!. La figura del sacerdote guerrero, encarnada por Paul Bettany (El Código Da Vinci) me encantó y también me resultó conseguida, junto con la de la sacerdotisa guerrera, Maggie Q (Misión imposible 3). El malo malote del largometraje, Karl Urban (RED), digamos que cumple su función, no es que pueda decir mucho más, pues apenas se deja ver, supongo que por ser uno de los enigmas que encierra la historia. El que me produjo "ni fred ni calor"  fue Cam Gigandet, (Crepúsculo) el novio de la niña por la que se monta todo el pifostio (Lily Collins) Muy guapo y todo lo que quieran, pero aquí se gasta una sosez que ni el salpicadero de un Twingo.

EN CONTRA: Algunas fantasmadas, sobre todo en cuanto a destrucción de la Ley de Newton se refiere, a las que tampoco es que les de gran importancia, por estar viendo una película de este género, en donde todo es posible. Y la figura del vampiro tal y como lo conocemos únicamente representada por el villano principal.

A FAVOR: El personaje principal, la mezcla de mundos y la historia en si hacen que sea un largometraje bastante digerible, que promete secuela.

Según mis gustos, la película me resultó ENTRETENIDA. La calificaría con un 7.

miércoles, 20 de abril de 2011

Loneliness



Tres cuartos de hora para que empiece la final de la Copa del Rey. Mi compañía, un bulldof francés de 2 años apodado Kratos que hecha más gases que una unidad de GEOS en plena operación. La comida, una triste calzone de pollo a la barbacoa del Mercadona acompañada de Coca Cola Zero (ante todo, cuidando la línea).

Curioso, para un día que tengo la tele sola para mí voy y veo un partido de fútbol, (bueno, no es cualquier partido, pero a mi no me gusta el fútbol) aunque tampoco me agrada ver la tele normalmente.

Es el escenario perfecto a una semana de mierda. De mierda desde ayer por la tarde, cuando me llamó mi pareja diciéndome que no llegaba hasta el viernes cuando en realidad debería haber estado aquí el jueves a mediodía, llevándose al traste los únicos planes que teníamos en toda la Santa Semana, para el viernes. Tan solo es un día más tarde, pero uno más acumulado a 4 de antes son muchos días en soledad. Y cuando estoy sola y cabreada lo veo todo negro y todo me parece mal.

Cualquiera diría que llevo años en esta situación. Lo cierto es que apenas hace 2 semanas que mi novio va dando tumbos entre la geografía francesa y española. Él es quien menos culpa tiene, el problema soy yo Estos síntomas ya me los conozco de sobras. Una se encierra en mi misma mandando a la mierda cualquier sentimiento de alegría que se le despierte en el corazón. Ve al mundo y a las personas felices y se autocompadece de ser una desgraciada por la situación en la que se encuentra. ¿El antídoto? al fin y al cabo estar sola y esperar a que la puerta de entrada se abra.