5:00 del viernes 25 de agosto. Después de 2 semanas de retraso, Edu decidió comprar el día anterior un predictor para salir de dudas. Teníamos motivos para pensar que esta tardanza significaba un embarazo. Y así fue.
Lo que menos me esperaba, es que me salieran las dos rayas así que mi estado fue de shock. No sabría describir con exactitud que fue lo que sentí en aquel momento. Quizás una mezcla de sentimientos contradictorios. Pues por una parte te ha llegado con antelación un momento de sorpresa e ilusión que querías vivir dentro de unos meses pero que te va a impedir realizar algo que siempre has querido hacer, un sueño que debías cumplir.
Efectivamente, nuestra intención era empezar a buscar el próximo año después de hacer el tan ansiado viaje a Nueva York, después de disfrutar de esta temporada de snow, de comprar las cortinas del comedor y la mesa de centro, después de arreglar los papeles del piso, después después después, al final ha habido un antes a todo eso, que ya tiene 6 semanas y 3 días. Le daré la razón a más de uno que pensará que no es para tanto pues aunque un niño absorba a sus padres durante por lo menos un par de años eso no les impedirá volver a retomar sus sueños.
Esa noche no pude dormir hasta que me levanté a las 7 para ir a trabajar. Empecé a pensar en todo lo que se venía encima y cuando llegó Edu por la tarde parecía que la cosa no era tan mala como me parecía. Nunca es buen momento para traer un niño al mundo y menos en tiempos de crisis pero tampoco estamos tan mal y con esfuerzo y organización se puede salir hacia delante.
Se que he encontrado a la persona adecuada, al hombre de mi vida, al padre de mis hijos, y en ese aspecto no tengo dudas. Quizás tengo los mismos temores de alguien que descubre que está embarazada, solo que la ilusión me ha ido floreciendo despacio, pues no era algo que estábamos buscando en este momento.
Como digo, no se porque extraña razón, en estos escasos 3 días, he ido asimilando esta nueva etapa que ya ha empezado. Realmente tengo ilusión, aunque por otra parte esté algo acojonada por el tema de los médicos y las pruebas. Siempre dije que quería ser madre joven y cuando hace 3 años rompí con mi pareja y volví a casa de mis padres esa idea se esfumó. Parece que he tenido suerte y he podido retomar esa idea que comparto con mi pareja. Si al final esto resulta ser verdad, yo tendré 29 y el 31.
Todavía no nos lo creemos mucho, aunque dicen que no hay falsos positivos así que de momento es un secreto a 3 bandas, entre Edu, yo y Kratos, con el que hacemos burlas a nuestros allegados, ya veremos cuanto tardamos en soltar el notición y verles las caras de sorpresa.